viernes, 23 de abril de 2010

Un breve intento ontológico

Soy los cumpleaños infantiles en un parquecito en Caracas con Serenata Guayanesa, quesillo, torta y gelatina con papelillo. Soy los muñecos de los amos del universo con los personajes traidos de Estados Unidos de las temporadas que no transmitían en Venezuela, pero siempre sin He-Man. Soy los G.I. Joe, soy el extrañísimo Atari 7800 , soy el Nintendo de imitación, el Super Nintendo y las trescientas señoras de servicio que pasaron por casa, robaron y se fueron.

Soy el chamo nuevo en el colegio, en el edificio, en la urbanización, en el pueblo. Soy el de apellido raro, de cara familiar y actitud ajena. Soy el que escuchaba power metal cuando todos bailaban tecno-merengue. Soy el que tocaba blues cuando se cansó de pretender que era de Seattle y el que disfrutó la Salsa cuando entendió que para el blues no era lo suficientemente americano ni negro. Soy el que se rapó el coco, se decoloró el pelo y creció un afro en 1997; probó todas las posibilidades de barba, se martirizó el cuero cabelludo con dreadlocks, se perforó las cejas e incluso se las afeitó. Soy el pana de todos y el amigo de nadie. Soy el Jeet Kune Do, soy la filosofía, el cine de autor y los Beatles de manera intransigente. Soy los no-deportes, la magia, el ajedrez y soy el ron con Coca Cola. Soy el que nunca tuvo ni muchas ni pocas novias y niguna duró más de un año. Soy el que no es gordo, ni flaco, ni alto, ni enano, ni rico, ni pobre. Soy San Antonio de los Altos, soy Caracas, soy el Metro, soy la noche, la fotografía y el video.

Soy la tertulia política que se cercenó del resto, con valentía pero con dolor. Soy Krishnamurti, Bolívar y Lennon. Soy ocho pares de zapatos Adidas, soy el altanero que al final solo quiere paz, soy Arturo Uslar Pietri, soy Alemania, soy España y Colombia. Soy el chiste bueno que nunca habías oído porque recién lo inventaba, soy el hermano menor, soy el mayor y soy el catire. Soy la música hábil, la tendencia irreverente y la conservadora disciplina en el quehacer artístico y de ahí la incansable crítica a la estupidez farsante. Y a veces soy el primero de la farsa. Soy la quinta pata del gato porque las otras cuatro hipnotizan, soy la contradicción sin complejo, soy la franqueza brutal y terrorista y el orgullo en extinción. Soy el que conociste hace unos años, te saludaba amigablemente, pero nuca supo tu nombre y está seguro de que no recuerdas el suyo tampoco. Soy el que respeta el intelecto antes que la fácil fortuna y el que, a pesar de tener la razón muchas veces, permaneció callado. También soy el que habló cuando no debía, el que cantó cuando no podía y el que se leyó todo el libro a pesar de que no entendía.

Y sin embargo, a veces no sé quién soy.

por David Cerqueiro

lunes, 12 de abril de 2010

No soy

No soy chavista y no soy escuálido. No soy católico y mucho menos romano. Tampoco soy ateo, cínico o resignado. No soy rico ni soy pobre ni tengo apellidos de gran renombre. No soy europeo ni soy asiático, tampoco indígena, negro o americano .

No soy tu amigo ni soy tu hermano, no soy tu amante, ni tu novio, ni tu esclavo. No tengo rencor ni tengo afecto, ni tengo interés por lo que es cierto. No tengo fama ni reputación, ni tengo ganas de oir tu opinión. No soy de aquí, no soy de allá ni pertenezco a una sociedad. No espero nada y nada dejo, no escucho voces ni mensajes en el viento. No creo en ti ni en los tuyos, ni creo en eso que llaman futuro.

No creo tampoco en el pasado que todos los días cambia. No me señales ni me busques, ni trates de esculpir mi nombre. No pretendas que me conoces y ni siquiera intentes ignorarme. No me llames ni me mentes ni dejes tampoco de invitarme, porque en el momento que algo de esto ocurra, ya no estaré.


por David Cerqueiro.