Mis migajas son sus banquetes y mis sobras sus fortunas. Mis palabras necias su filosofía y mis caprichos su religión.
A mi paso espontáneo y relajado le siguen sus carreras torpes y nerviosas, y al afinar casual de mi mirada sobre ustedes, se derrumban sus esperanzas y sus tímidos anhelos de cualquier cosa.
Porque un día decidí que todo lo que hay es mío y por mí, y porque ustedes aún no han querido llegar a la misma decisión.
Aunque el día que lo hagan, aunque no lo crean ahora, ustedes y yo seremos lo mismo.
Y por ese día espero, para poder descansar.
por David Cerqueiro R.