Roja es la marea que nos enseña, que en este mundo la misma mano que nos alimenta es la misma que nos asfixia, así como roja es la aurora que se levanta soberbia sobre el espacio nórdico y nos dibuja los límites de nuestro cielo. Roja es la piel de los indios que matamos y después ridiculizamos en nuestros libros de historia, así como roja es la atmósfera del planeta que soñamos un día vendrá a modernizarnos, con la esperanza de no correr la misma suerte de nuestros colonizados.
Roja es la camisa de aquellos que pretendieron organizar al hombre, pero que no pudieron evitar a la vez limitarlo. Roja es la zona donde se alquila a diario el cariño de las mujeres flexibles y de autoestima remendada, así como roja es la luz que esconde las abolladuras de su desengaño. Pero también rojo es el traje de los obispos que desde su atrio condenan miedosos aquella rojez, mientras de negro la visitan sedientos cuando cae la noche.
Rojo es el diablo y su infierno los cuales creamos para describir lo más oscuro de nosotros mismos y rojo es el falso amor, que venden en las tarjetas de cumpleaños con corazones inflados, y de las cuales solo importa el dinero que adentro traigan.
Al menos que por una falta mía, todos estos en realidad verdes sean.
por David Cerqueiro R.
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