jueves, 19 de marzo de 2009

Desayuno incertidumbre

Suena la alarma y son las tres de la tarde. El reloj de pulsera lo confirma: es qué jode tarde para levantarse. Pero me consuela el hecho de que me acosté a las cinco y media de la mañana.

Alguien tocaba la puerta desesperadamente pero nunca me levanté a abrir. Confié en que era la puerta del vecino o un sueño. En los sueños las puertas suenan y cuando uno se levanta, se consigue con el abuelo de uno jugando ajedrez con nuestro mejor amigo de la infancia y al abrir, un león nos mira sospechoso y nos conduce hacia afuera, hacia la playa del pasillo donde tenemos 20 años y todas nuestras ex novias, en tetas, hablan entre ellas. Por lo general no me gusta abrir por ese tipo de cosas.

Voy a hacer té, pero solo me queda manzanilla. Tomo té porque el café me lastimó el estómago años atrás cuando me tomaba cinco tazas al día. Tomaba café porque había dejado de fumar. Fumaba por tratar de tomar menos y tomaba porque sí. El té es una mierda a final de cuentas. Pero admito que la manzanilla me tiene el estómago como el de un niño de diez. Caliento el agua para prepararme una igual.

Ya mi computadora está encendida y conectada a la Internet. Es lo primero que hago al levantarme. Abro mis correos y el chat. La mayoría de la gente que está conectada me importa cero. Cero. Todos tienen sus vidas orbitando alrededor de nada que valga la pena y aunque están siempre ahí, nunca se les ve. Cero.

Jamás desayuno porque siempre me levanto tarde y además nunca me provoca comer recién levantado. Últimamente, cuando mi estómago despierta ya es hora de la merienda o la cena tempranera. Entonces té para amortiguar hasta la cena de verdad, la de las nueve. O manzanilla.

Pues ella siempre esta en el cuarto de edición. Y hoy estará también. Utilizando 30 computadoras a la vez porque esta rendeando un proyecto 3D que es más grande que ella. Aunque dudo que algo sea más que ella en nada. Es hermosa y sus ojos son caramelos de esos que uno se quiere comer la bolsa entera no importa que caigan mal. Y además tiene un culo bellísimo. Siempre la saludo y ella contesta con su sonrisita. Detrás de ella, su compañero de trabajo, silente y prudente. Nunca le ha confesado lo que él siente, pero siempre esta detrás de ella atento. Oigo como ladra ese hijo de puta apenas me acerco. Un día se la quito y ni se va a enterar.

Me quemé con la manzanilla. Mañana trataré de levantarme temprano, ya basta de esta trasnochadera continua. No puede ser saludable. Me muerdo la punta de la lengua. Y mañana, debería preparar algo de desayuno, algo sabroso para comenzar a crear el hábito, pero no sé. Ojala la vea a ella hoy.


por David Cerqueiro R.









2 comentarios:

  1. Sería genial que algún día relataras algún sueño que hayas tenido. Me intriga saber más detalles de lo que hay detrás de la puerta.

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