viernes, 27 de noviembre de 2009

Serra Comadre

Serra comadre,
serra compadre
na madeiriña
do señor abade.
Señor abade,
vaia con “dios”,
que a madeiriña
serrámoslla nós.

A mi abuelo José.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Nena

Junto a ti soy un bote
que se mece sobre la marea de tu respiración serena.

Y mis brazos, ya dormidos,
son dos remos que reposan sobre tu dulce oleada que he de remar por la mañana.



por David Cerqueiro R.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Yo no hablo con artistas

Aristóteles dio a entender que el Arte es de las actividades del pensamiento humano la más importante.

Es a través del Arte, que la percepción que el hombre tiene de sí mismo en relación con su entorno, se perpetúa en el tiempo para trascender lo inmediato. Y es a través de la actividad artística que se representa una civilización y se llega a conocerla. De ahí el carácter sublime del Arte cuya responsabilidad recae sobre los artistas.

Lamentablemente, hasta el día hoy no he tenido el placer de conocer al primero de ellos.

Aunque he conocido músicos, pintores, escritores, fotógrafos y cineastas, he conversado con bailarines, con poetas, con actores y con cantantes y también he podido interactuar con ilusionistas, contadores de historias y diseñadores que defendían a capa y espada su profesión artística, en ninguno de ellos pude ver el Arte del que Aristóteles hablaba.

Lo que si he visto, y en demasía, fue una gigantesca obsesión por la atención, una insaciable sed por validar el ego a través del reconocimiento y una incansable y casi romántica voluntad por alcanzar la fortuna. Pero no puedo culpar a nadie de nada.

Porque desde el momento en que el artista utiliza su Arte para subsistir, este pasa a convertirse en un producto o un servicio. Naturalmente. Pero es a partir de ahí cuando la nobleza aristotélica del discurso artístico pasa a un segundo plano. Lo trascendente se subyuga ante la morosidad de la renta del apartamento que se alquila en la zona mala de la ciudad.

De esta manera, el artista se convierte entonces en un mercader de su Arte. Su relación con el mundo y con los otros “artistas”, deja de ser una relación verdadera y se convierte en un desahuciado intercambio de contactos profesionales e información relevante en pro de mantener un soporte para la actividad profesional. Así, indudablemente una re-priorización de las necesidades ocurre en la mente del “artista” y por ende un inevitable ajuste.

Este ajuste lo he visto reflejado en frases de “artistas” que conozco, que aunque profesadas de manera casual en el contexto de una conversación cotidiana, siempre mostraron la realidad de tal ajuste:

“Estoy escribiendo más canciones pop. A final de cuentas eso es lo que vende” Esta frase la escuché de la boca de un músico que conocí por su ahínco en romper con los moldes establecidos de la música popular. “Lo que importa es la calidad de la imagen.”, la escuché de un colega cineasta quien destinó la mayoría de su presupuesto para alquilar una cámara de alta resolución. Los actores, el guión y el contenido eran totalmente secundarios en su producción. Como estas frases he escuchado cientas.

Entonces, el producto resultante de la actividad profesional de estos individuos no puede llamarse Arte. Y con este juicio no puedo ser flexible ni condescendiente.

Porque, si nos aferramos a la definición aristotélica, sin duda el cuadro de mi vecino, que ganó un segundo premio en una exhibición de pintura, porque dos de los jueces habían estudiado con él y porque utilizó técnicas que están de moda, no va a trascender un carajo. Entonces mi vecino ya no es un artista, pasa automáticamente a ser una sanguijuela de la industria del arte y el entretenimiento. Y aunque no es mi intención afincarme en adjetivaciones aparentemente peyorativas, la lógica inmanente en lo antes mencionado no puede ser negada simplemente por gentilismos: Mi vecino es una prostituta del arte.

Una vez enfrentado este hecho, por demás deprimente y espeluznante, queda preguntar lo evidente: ¿Dónde está entonces el Arte y quiénes son los artistas?

Si la definición de Arte, aparte de la postura aristotélica, incluye la expresión proveniente del mundo interior del hombre, sin ajustes convenientes y sin expectativa de la reciprocidad de una audiencia, entonces cualquiera que de manera genuina se dedique a silbar improvisadamente una melodía en el tráfico de la autopista, o cualquiera que dibuje un garabato en la esquina de un periódico mientras espera su turno en el dentista, es un artista.

Y estos fútiles artistas a pesar de producir tal fenómeno de expresión pura, no están conscientes de ello porque tienen el ego, y toda la amplia gama de sus necesidades, involucrado en algo más mundano que no se relaciona con el Arte y por ende no lo contaminan, que se ganan la vida con un oficio concreto que produce un resultado medible y cuantificable y por eso no pretenden determinar la forma, el alcance o la esencia del objeto artístico a través de necesidades económicas o sociales.

Artistas son entonces, aquellos que de manera ingenua alcanzan una conexión interna con su entorno y la expresan a su gusto por el simple hecho de hacerlo y que no esperan nada a cambio. Serían aquellos que logran relacionarse con todos, al menos a través de la expresión artística, sin necesidad de hablar con un vocabulario extraño, vestirse con ropas irreverentes y adoptar una actitud elitista y foránea para aumentar el aura de especialidad que se espera de alguien que supuestamente conecta con un plano tan intangible como el del Arte. En otras palabras, artistas serían aquellos que no pretenden serlo.

Y el arte sería entonces, sencillamente aquello que brota de manera espontánea de dentro del individuo, que refleja su universo interno, que cuando es percibido por el otro transmite aquello que es indefinible, que no tiene nombre y que mucho menos tiene precio. Pero que sin duda alguna trascenderá el tiempo y el espacio para que aquel individuo sea entendido y por último reafirmado como humano.


por David Cerqueiro

miércoles, 22 de julio de 2009

De donde vengo

Vengo de una tierra donde la luz nace y no cesa. Nací en la misma cuna de libertadores del alma, donde genios inmensos y hombres de conciencia infrahumana, forjaron una nobleza que permaneció callada ante la arrogancia de la historia, que nunca se cansó de ultrajarla.

Donde la naturaleza escogió lucirse para demostrar su majestuosa autoridad. Donde el espíritu de las razas se embochincha para generar híbridos hermosos de sonrisas de a toque y voluntades de niño.

Donde se le ordena a los ríos ¡Déjame pasar! En una cotidiana afirmación de la divinidad que nos arropa sin mesura. Donde la virtud brota con brío, en las muñecas de cualquiera que agarre un pedazo de tiza para dibujar un pajarito; o en la garganta de la negra que amamanta a los niños rubios de su servidumbre, mientras canta inspirada.

Donde se le abren las puertas a cualquiera que desee entrar, porque entendemos que en ellos estamos nosotros también. Donde la avaricia, el miedo y la violencia han podido marcar nuestra tez, pero nunca, siquiera, rozado nuestro espíritu. Donde las mujeres, de bellas, contraen el espacio a su alrededor como cuerpos celestes que magnetizan toda existencia que las percibe. Sin esfuerzo y sin vanidad.

Nací en una tierra que existe para enseñar al mundo que lo grandioso y lo sublime no está en los siglos de monumentos de piedra y oro, o en las aberrantes guerras genocidas que hincharon de orgullo a los invasores de otros pueblos sometidos.

Sino, en la semilla de la fruta del suelo que te comes con tu hermano, en la canción que vuela suavemente entre la tórrida ciudad, en la palabra mal pronunciada, que manchada de vida y experiencia, transmite verdad pura sin pretensión ni recompensa, en la mujer hermosa que lleva en su vientre la luz y la cría con los años para que nunca cese. De ahí vengo.


por David Cerqueiro.

lunes, 22 de junio de 2009

Máximas de mi papá

Aunque hace apenas unas horas hablé con mi papá por teléfono por ser el día del padre, hoy recuerdo con un eco elocuente y una autoridad lapidaria, las máximas de vida que él me enseñó durante conversaciones espontáneas a través de los años. Como si hace dos siglos las hubiese proferido en español antiguo.

Verdades absolutas que escapan a cualquier clase de relativismo, que son la esencia de esta vida y que aplican a todo el mundo en todo momento. Porque sí, porque las dijo mi papá.

Estas son algunas de ellas:

  • “Cualquier opción es mejor que la muerte”- De conversaciones existenciales durante el tráfico de la panamericana.

  • “Solo hay dos tipos de mujeres: las que preguntan ¿Otra vez? Y las que preguntan ¿Eso es todo? “ - De charlas verdes entre hombres una tarde en casa de mi mamá.

  • “No hay tal cosa como un diseño estéticamente bueno, o un diseño funcional. Hay diseños malos o diseños buenos” - Sobre la integridad del diseño en general y la mediocridad de ciertos arquitectos en Venezuela.

  • “Esa es la crisis económica, que las obliga a consumir harinas y grasas” - Sobre la abundancia de mujeres regordetas que deambulaban frente al balcón.

  • “Le tienen rabia porque a pesar de tener orígenes humildes, no se avergüenza de ello”- Sobre razones porque la oligarquía venezolana detesta a Chávez.

  • “Si quieres saber como va a terminar tu novia, observa a su mamá” - De consejos sobre relaciones amorosas adolescentes.

  • “Es el punto de vista lo que hace la diferencia” - Sobre conocimientos básicos de fotografía.

  • “¡No mezclen la losa con los sartenes!” - De cómo lavar los platos procurando su mantenimiento.

  • “No solo por colores, también hay que seleccionarla por el tipo de fibra” - De consejos sobre cómo lavar la ropa sin destrozarla.

  • “Yo cociné. Ustedes lavan” - Sobre la distribución (dictatorial) de roles durante la cena.

  • “Eran extraterrestres” - Sobre la razón de porque figuras históricas como Newton o Pitágoras alcanzaban tales niveles de entendimiento.

  • “Un intelectual no es el que lee mucho, sino el obrero ignorante, que con cinco hijos y una mujer, logra sacar a todos adelante con un sueldo miserable” - De discusiones sobre el verdadero valor de la capacidad mental.

  • “El sentido común es el menos común de los sentidos” - De refranes y dichos sobre la sociedad en general.

  • “La historia la escriben los que ganan” - Sobre la injusticia y la imprecisión de la historia.

  • “Trabaja joven trabaja, que la frente honrada que en sudor se moja, jamás ante otra se sonroja ni servil se rinde ante quien la ultraja” - De poemas sobre el trabajo, la dignidad y la desidia típica juvenil.


A mi papá.


Por David Cerqueiro

sábado, 18 de abril de 2009

A mis espaldas

A mis espaldas siempre ocurre ese universo donde yo no tengo ni voz ni acción. Es detrás de mí, cuando me volteo confiado y abandono la conversación, donde se conjugan infinitas posibilidades sobre un mundo que por más que lo intente nunca podré presenciar.

Al verla directo a sus ojos ella sonríe, finge que no me mira y me repite políticamente lo que se enseñó a sentir por mí. Pero sé que al dejarla, al momento preciso en que le doy mi espalda, ella adquiere ese bíblico poder de hacer lo que ella quiera sin que yo pueda siquiera sospechar de qué se trata. En ese reservado espacio, donde yo tengo la entrada prohibida, es donde se genera la semilla que fecunda mis paranoias y alimenta mis supuestos más oscuros.

La dejo ir. Camino hacia mi lugar y voy amasando la arena del castillo derrumbado que fue el encuentro con ella. Pero tiene demasiada agua. Me cuestiono y sopeso cada posibilidad con cada uno de los hechos: Lo que vi, lo que ella vio, lo que ella creyó que yo había dicho y lo que yo creo que ella quiso insinuar cuando cruzó las piernas de esa manera, mientras yo escarbaba en mi trago que hacía ya buen rato se había acabado.

Sé que también disfruto de ese espacio privado, donde puedo maniobrar y maquinar sin que ella participe. Poseo sus mismos poderes y las mismas herramientas de tortura, pero inevitablemente solo puedo pensar en ella. En toda ella.

Si yo pudiese acceder a ese momento donde hablan de mí, donde deportivamente comentan sobre mí sin mesura alguna, donde ella es sincera consigo misma y automáticamente cruel conmigo, si pudiese, juro que no vería otra cosa, ni me enfocara en absolutamente nada más, que en el momento preciso para darles la espalda e ir a comprarme otro trago. Y tal vez otro para ella.


por David Cerqueiro

domingo, 12 de abril de 2009

Fuerza bruta

Las entradas de mi frente se han recogido, como huyendo de la amenaza del fuego de las treinta velas que pronto me celebran. Y soy dueño de una terca panza, que insiste en rendirse ante los abusos hedonísticos de los últimos años y que resignada, pero feliz, me lo recuerda: Ya casi tengo treinta años.

Compramos cerveza, vino blanco para las chicas y algunos snacks en la bomba de gasolina. Al llegar, los dueños de la casa, nos recibieron con una dudosa sonrisa y un fuerte apretón de manos que nos advertía: Las chicas son nuestras. Era un grupúsculo de tipos más jóvenes, inflados a presión de pesas, merengadas multi vitamínicas y franelitas apretadas de consignas rebeldes de la más resistente escarcha.

Las chicas, inertes en su actuar, esperaban al mejor postor. Entre ellas repartían breves comentarios, seguidos de risitas y miradas ambiguas. Nadie estaba seguro qué pasaba con ellas. Porque claro, eran las chicas.

Lo que aquellos señores nunca entendieron es, que debajo de las entradas descuidadas y la afable apariencia de un tipo estándar que casi llega a los treinta, se esconde un maldito que se cansó de recoger niñas cuando le provocaba, y que apenas logró recoger los escrúpulos que se necesitan para ser un tipo normal. Hace poco.

Tampoco se imaginaron los ultra poderosos, la manera invisible en que cada palabra que pronunciaba, era un cálido e hipnótico masaje diseñado específicamente para ellas. En contraste con el torpe atropello juvenil de copetes engominados y zarcillos de hombre baratos, que inútilmente ellos insistían.

Después de provocar varios silencios incómodos entre ellos y ellas, y bizarramente rescatar a las doncellas por medio de dulces comentarios susurrados que simpatizaban con su miedo a aquellas bestias, recolectamos nuestro alcohol y con una autoridad inasible, pero ya establecida, pronunciamos sin piedad alguna: Chicas, sigamos la fiesta en nuestra casa.

Emocionadas, recogieron sus pertenencias mientras aumentaban el ritmo de sus risitas y la ambigüedad de sus miradas se transformaba en un lujurioso juego del gato y el ratón.

Apretamos nosotros entonces las flácidas manos de ellos, mientras nos despedíamos cortésmente y mientras asimilaban la majestuosa indigestión que fue aquel arrebato. “Gracias por la invitación, será para una próxima vez”, se escuchaba cruelmente.

Nos cerraron la puerta, pero noté que en realidad nos la habían tirado y pensé mientras me iba abrazado de Carola: Mañana debería salir a trotar un poco.


By David Cerqueiro.


martes, 24 de marzo de 2009

Canción nueva para el papá de un amigo

Conozco esa canción, pero nunca la he escuchado. Es la imagen que sabemos se verá, que todos entienden que se mostrará pero que nadie logra ver cuando por fin se revela.

Los amigos, las caras, las gentes que se topan en nuestro camino, a veces a diario, a veces a veces. Las palabras de aquellos que respiraron nuestro mismo aire, tomaron nuestro mismo ron y pisaron el mismo asfalto. Aquellos que nos enseñaron y de nosotros igual aprendieron. Aquellos que se identificaron con nuestros logros y nos inspiraron con sus proezas.

Son aquellos con los que, hoy, lamento no poder compartir la canción que todos conocíamos pero nunca habíamos escuchado. Son aquellos a quienes, hoy, saludo y les regalo mi palabra, mi pensamiento y la compañía de mi espíritu.

Todo pasa, lo sabemos. Pero todo también queda y también lo sabemos. Pero cuando sucede, nadie sabe qué decir, nadie sabe qué pensar. Esa canción, cuya letra nos aprendimos, es hoy la primera vez que la entonamos para el papá de un amigo.


A la memoria de Henrique Iribarren.

por David Cerqueiro.

jueves, 19 de marzo de 2009

Desayuno incertidumbre

Suena la alarma y son las tres de la tarde. El reloj de pulsera lo confirma: es qué jode tarde para levantarse. Pero me consuela el hecho de que me acosté a las cinco y media de la mañana.

Alguien tocaba la puerta desesperadamente pero nunca me levanté a abrir. Confié en que era la puerta del vecino o un sueño. En los sueños las puertas suenan y cuando uno se levanta, se consigue con el abuelo de uno jugando ajedrez con nuestro mejor amigo de la infancia y al abrir, un león nos mira sospechoso y nos conduce hacia afuera, hacia la playa del pasillo donde tenemos 20 años y todas nuestras ex novias, en tetas, hablan entre ellas. Por lo general no me gusta abrir por ese tipo de cosas.

Voy a hacer té, pero solo me queda manzanilla. Tomo té porque el café me lastimó el estómago años atrás cuando me tomaba cinco tazas al día. Tomaba café porque había dejado de fumar. Fumaba por tratar de tomar menos y tomaba porque sí. El té es una mierda a final de cuentas. Pero admito que la manzanilla me tiene el estómago como el de un niño de diez. Caliento el agua para prepararme una igual.

Ya mi computadora está encendida y conectada a la Internet. Es lo primero que hago al levantarme. Abro mis correos y el chat. La mayoría de la gente que está conectada me importa cero. Cero. Todos tienen sus vidas orbitando alrededor de nada que valga la pena y aunque están siempre ahí, nunca se les ve. Cero.

Jamás desayuno porque siempre me levanto tarde y además nunca me provoca comer recién levantado. Últimamente, cuando mi estómago despierta ya es hora de la merienda o la cena tempranera. Entonces té para amortiguar hasta la cena de verdad, la de las nueve. O manzanilla.

Pues ella siempre esta en el cuarto de edición. Y hoy estará también. Utilizando 30 computadoras a la vez porque esta rendeando un proyecto 3D que es más grande que ella. Aunque dudo que algo sea más que ella en nada. Es hermosa y sus ojos son caramelos de esos que uno se quiere comer la bolsa entera no importa que caigan mal. Y además tiene un culo bellísimo. Siempre la saludo y ella contesta con su sonrisita. Detrás de ella, su compañero de trabajo, silente y prudente. Nunca le ha confesado lo que él siente, pero siempre esta detrás de ella atento. Oigo como ladra ese hijo de puta apenas me acerco. Un día se la quito y ni se va a enterar.

Me quemé con la manzanilla. Mañana trataré de levantarme temprano, ya basta de esta trasnochadera continua. No puede ser saludable. Me muerdo la punta de la lengua. Y mañana, debería preparar algo de desayuno, algo sabroso para comenzar a crear el hábito, pero no sé. Ojala la vea a ella hoy.


por David Cerqueiro R.









sábado, 7 de marzo de 2009

Agua para no ahogarme

Cuando intenté respirar, me di cuenta que estaba debajo del agua. Tan hondo que la luz de la superficie se hacía tenue. Pateaba y movía mis brazos lo más rápido que podía; sabía que nunca había sido un gran nadador pero trataba de llegar a la superficie. Con cada brazada, sentía el oxígeno de mis pulmones disiparse para atender el trabajo de mis músculos.

Pateaba duro. Arañaba el agua cada vez con más rabia. Necesitaba aire. Era urgente. Subía 3 centímetros por año; El tiempo se deformó y se solapaban momentos de mi vida sin sentido. ¡Qué me importa la vida si me estoy ahogando! ¡Necesito aire! La caja torácica convulsionaba. Parecía desgarrarse. Pateaba más, pero seguía oscuro bajo el agua. El tiempo, que finteaba burlón frente a mi conciencia, me provocaba. Pateé y pateé. Creo que no llego.

Abrí los ojos y mi almohada babeada. Las venas de mi cabeza estaban por romperse. Un dolor en la sien como el de una aguja caliente atravesándola. La boca seca. ¡Agh! Me duele el estómago. No vuelvo a tomar esa mierda de Capitán Morgan que ni es jamaiquino, ni es ron, ni es un coño.

El beso que le traté de robar a la Annie. Y bailé Calipso qué bolas. Y la pelea con aquel señor porque no me entendía cuando hablaba. ¡Coño me duele el estómago! Bueno, la Annie entenderá, son cosas que pasan. ¿Por qué tengo esta cortada en la mano? ¿Qué hora es? Ya son casi las cuatro y media de la tarde; más vale que abra la ventana. Pero primero agua, tengo sed.


por David Cerqueiro.