jueves, 24 de junio de 2010

Gorda

De tu única curva, grosa y total, se desprende una exuberancia imponente que deja en claro y de una vez por todas lo indiscutible: que ya nada te importa, gorda. En tu sonrisa ingenua de amistades duraderas y de amplio corazón, se opaca amedrentada la voluptuosidad de tu magna estampa y es de tu hábil lengua que florecen las palabras que de ella distraen. Aunque inútilmente.

Bajo el sol del verano, tu piel trabajadora se queja en silencio bajo el semi cuero barato de la única talla para ti, mientras diminutas joyas, que de tus invisibles muñecas cuelgan tintineantes, no paran de destellar como el segundero regresivo de una bomba a punto de explotar.

Me dicen, gorda, que una vez te comiste a un hombre vivo, y que cuando reclamaron sus huesos para rezarlo, te quejaste posesiva de que no tuviste tiempo de desayunar. También escuché comentar que una vez derramaste una piscina, cuando cruel te zambulliste en ella sin pensar en los niños que por el aire volaron, y que después de aquel desastre, sonreíste encantadora para ordenar un tentempié al incauto mesonero empapado.

Todos te adoran, gorda, porque no paras de agradar y porque eres la viva prueba de que mejor es más. Sabes que las chicas lindas de anorexias y vomitar, añoran en secreto el placer de tu comodidad, mientras sudadas de deporte se torturan para no escuchar, el murmurar de los otros cuando te ven pasar que siempre ha resbalado de ti como de un engrasado tobogán.

¡Qué grande eres gorda! ¡Y cómo lo sabes llevar! Que si yo fuera otro gordo, te haría mía sin dudar y me comería contigo el mundo con un café, un bizcocho y un cruasán.


por David Cerqueiro R.

Publicado en el diario El Universal el 03 de julio de 2010: http://opinion.eluniversal.com/2010/07/03/opi_art_gorda_03A4124691.shtml

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