jueves, 30 de mayo de 2013

Tres corazones

No seas pulpo, sé mujer.

Y no es que me importen tus babosas ventosas, o tus tentáculos de molusco, o tus tres rarísimos corazones. Sé que alguna razón debes tener para semejante faceta octópoda.

Por mí puedes retorcerte, ensancharte o en un relámpago de tinta desaparecer. Puedes incluso sumergirte hasta lo más hondo y regresar salada décadas después. Todo eso es asunto tuyo.


Pero ten cuidado. No vaya a ser que un día te canses de esa vida y el mar salvaje, por jugar con sus corazones, te impida volver a ser mujer.


por David Cerqueiro R.

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